Respaldo. Luego de disolver el Congreso, el apoyo al presidente crece 31 puntos y alcanza el pico más alto de todo su mandato. El 85% aprueba la medida. La aprobación a la gestión del Ejecutivo, sin embargo, se encuentra en 43%. Mercedes Araoz es desaprobada por el 81%.

El respaldo a la disolución del Congreso supera por lejos la cifra recogida por Ipsos para El Comercio en julio, cuando el presidente Martín Vizcarra anunció que presentaría un proyecto para adelantar las elecciones generales al 2020. Aquella vez, el 56% dijo que apoyaría la disolución del Parlamento si la propuesta del mandatario era archivada. Dos meses después, con el adelanto de elecciones ya en el archivo, la cifra está 29 puntos por encima, en 85%.
“Parte de la diferencia se puede explicar por la desconexión que mostró el Congreso [el día de la disolución]. Y Salvador del Solar, que tuvo una ‘actuación impecable’. Que no lo dejen entrar, le cierren la puerta, no lo dejen hablar, cómo presenta la confianza. Eso ha generado que la ciudadanía apoye aún más”, explica Alfredo Torres, presidente ejecutivo de Ipsos.
Este apoyo mayoritario se ha traducido en el salto más grande en la popularidad de Vizcarra en lo que va de su gestión. Ha ganado 31 puntos, con lo cual se ubica en su pico histórico: 79%.
Su bastión se mantiene en los niveles socioeconómicos (NSE) de mayores ingresos, con el B como su principal aliado –91% de respaldo a la disolución y 88% al presidente–. En términos territoriales, el sur se empareja al resto de regiones –con 83% y 78%, respectivamente–, pese a que desde hace dos semanas se han reactivado las protestas en el corredor minero de esa zona del país.
Además, la aprobación al cierre del Parlamento se basa en la convicción de que la medida fue tomada dentro de los márgenes constitucionales. El 76% considera que es “correcta porque era lo que la Constitución permitía” y solo el 10% dice que es incorrecta por ser “un golpe de Estado”.
En línea con esto, el 64% opina que, si bien existe una crisis política, el país se mantiene en democracia. “Al convocar elecciones parlamentarias el mismo día que disuelve el Congreso, para la opinión pública el país sigue siendo democrático, parece una situación totalmente normal”, dice Torres.
-Patrón de golpes-
Al observar la línea histórica de aprobación al presidente, se identifican cuatro saltos que responden –todos– a golpes dados al Congreso. Pero siempre la curva volvió a bajar después de unos meses.
En setiembre del 2018, la aprobación a Vizcarra estaba en 45% (seis meses antes había comenzado el mandato con 57%). Entonces, el presidente decidió hacer cuestión de confianza por sus proyectos de reforma del sistema de justicia. Al mes siguiente, en octubre, la cifra creció 16 puntos, a 61%.
Este salto duró siete meses, hasta abril, cuando ambas líneas –aprobación y desaprobación– volvieron a tocarse. La aprobación fue de 44% y al mes siguiente bajó aún más, a 42%. El 29 de mayo, Vizcarra anunció que su gobierno plantearía una nueva cuestión de confianza, esta vez por sus proyectos de reforma política. El rebote en junio fue de 8 puntos, a 50%.
Pero duró apenas un mes. En junio, la aprobación regresó a 44% y, en su mensaje por Fiestas Patrias, el presidente dijo al Congreso que buscaría tener elecciones adelantadas. El respaldo saltó 13 puntos, a 57%. La línea, sin embargo, no tardó en volver a bajar: en setiembre tuvo 48%.
Aunque la crecida ahora es mucho mayor, Torres opina que también será momentánea. “Vizcarra debería asumir que su popularidad va a bajar de todas maneras. Tiene una breve luna de miel para sacar adelante proyectos importantes para el país”, asegura.
La zona natural a la que volvería el índice, concluye, es la que marca la aprobación a su gobierno: 43%.
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