Una semana después de haber disuelto el Congreso, el presidente Vizcarra afirma que fue su última opción. Responsabiliza a Rosa Bartra por la situación y cuestiona el accionar de Mercedes Araoz.

En su despacho presidencial y con un cuadro de Francisco Bolognesi de fondo, conversamos con el presidente de la República, Martín Vizcarra, en su primera entrevista tras decidir disolver el Congreso. En medio de la polémica por la constitucionalidad de la medida, el mandatario afirma que respetaría un eventual fallo del Tribunal Constitucional sobre la materia. Sus planes sobre qué hacer con la libertad que significa estar cuatro meses sin Congreso aún no están claros.
—Hace cuatro días [la entrevista se hizo el viernes pasado] que tiene la suerte de ser un presidente sin oposición. ¿Cómo se siente?
No necesariamente suerte. Es una situación sui géneris. En el Perú, es la primera vez que se aplica esta prerrogativa que está establecida en la Constitución y que estamos experimentando en el proceso, pero no es suerte. Nosotros, realmente, no hubiéramos querido llegar a esta situación y hemos hecho todo el esfuerzo para postergar una decisión tan difícil como esta hasta que ya no había otro camino que aplicar [la disolución del Congreso].
—Pero siempre fue un escenario que contemplaron.
Como escenario sí, pero como una posibilidad muy remota. Yo dentro de mi perfil soy dialogante, soy concertador. [Disolver el Congreso] entonces siempre es una opción dentro de los diversos escenarios, pero era la que veíamos más lejana y más difícil de implementar. Pero finalmente hemos pasado dos denegatorias de confianza por alto. Recuerde cuando pedimos confianza por la bicameralidad, nos la dieron pero luego distorsionaron nuestro proyecto y finalmente se rechazó la bicameralidad. Segundo, con la inmunidad. Pedimos la cuestión de confianza para no eliminar, sino corregir, mejorar, el concepto de la inmunidad. Igual, nos dieron la confianza y no se hizo ninguna mejora. En esos dos aspectos, en la práctica, también fue negada la confianza que nos dieron.
—Y no optó por disolver el Congreso, sino por pedir el adelanto de elecciones y en su mensaje del 28 de julio dijo: “Esta solicitud la hago dentro del marco y el respeto irrestricto a la Constitución Política del Perú”. ¿Mencionó eso porque disolver el Congreso en ese momento no estaba dentro del marco de la Constitución?
No, no. Lo que digo es que habiendo sido denegada la confianza por la inmunidad en ese tiempo, también hubiese podido seguirse el camino que hemos seguido ahora, pero optamos por lo que a nuestro juicio era una salida más ordenada y programada: el adelanto de elecciones. O sea, no digo que lo otro no lo sea. Lo podría haber hecho ahí, pero doy una alternativa como una muestra de que disolver el Congreso era la última de las opciones que nosotros queríamos tomar.
—LA DECISIÓN DE DISOLVER—
—¿En qué momento tomó la decisión de declarar a “Cuarto poder” que sí iba a disolver el Congreso?
Mire, todo el mes de agosto y todo el mes de setiembre hemos hecho el esfuerzo de diálogo, de búsqueda de consensos para que el Congreso acepte el planteamiento que le hicimos de adelanto de elecciones. Por eso nos sorprendió que un jueves en una reunión de la comisión, de la noche a la mañana, así, de la noche a mañana, se ponga a votación, porque ni siquiera hubo debate. Entonces, dijimos que si este ha sido un esfuerzo nuestro por precisamente evitar la disolución del Congreso, en la próxima oportunidad que nosotros presentemos un planteamiento, ya nos han quitado todas las alternativas. No queda otra opción que la disolución del Congreso. Entonces, estaba en marcha esta elección de los miembros del Tribunal Constitucional […]. Nadie pedía quitarle la prerrogativa al Congreso de elegir a los miembros del Tribunal Constitucional. Lo que se pedía es que se haga plural, que se haga transparente, que se haga con un mínimo espacio de fiscalizar a los candidatos para poder hacer llegar, si hubiera, tachas.
—Luego de varias repreguntas de Sol Carreño, usted termina diciendo que sí, que disolvería el Congreso. Según entiendo, a usted le había llegado la información de que lo querían vacar y que eso fue la gota que rebalsó el vaso para tomar esa decisión.
En realidad, mi futuro inmediato o a mediano, largo plazo es realmente irrelevante si lo comparamos con lo que es mejor para el país…
“Realmente no queríamos llegar a esta situación”.
— ¿Pero es cierto que se enteró antes de la entrevista de que estaban alistando ya un pedido de vacancia?
No, no. Ni antes ni después. Yo escucho desde el inicio de mi mandato de presidente que en algún momento iban a usar este mecanismo que está también en la Constitución. Planteamos un pedido de confianza para un hecho que es sumamente significativo. No es una cuestión de confianza por un tema que sea superfluo o innecesario, no. Estamos hablando del guardián de la Constitución: el Tribunal Constitucional.
— Y esa era claramente una prioridad para su gobierno.
Claro, porque recuerde que está en la política de gobierno que tenemos. El primer [eje de las políticas] es integridad y lucha contra la corrupción…
—Sin embargo, el mandato de los magistrados había vencido en junio. Tuvo tres meses para poder plantear esa reforma y esa cuestión de confianza.
Pero es una potestad del Congreso que determine el procedimiento plural, transparente, con participación ciudadana. Cuando ellos dicen “lo vamos a elegir en un plazo perentorio, con este procedimiento”…, es ahí cuando decimos no. Pero si en junio hubieran planteado que iban a elegir con ese procedimiento, en junio hubiéramos planteado la cuestión de confianza.
—Pero la decisión de hacer la elección por invitación y no por concurso se tomó en agosto…
[Nota de Redacción: En realidad fue en noviembre del 2018]
No. ¿Cuándo se eligieron a los 11 candidatos?
—Pero la forma de elección se definió en agosto. El método de elección que ustedes cuestionan ya estaba planteado desde al menos un mes antes de que mirasen el tema.
Pero no se aplicaba. Nosotros hemos levantado nuestra voz desde el momento que eligieron a los 11 candidatos en media hora.
—¿La cuestión de confianza sobre el método de elección del TC no se hizo en represalia por el archivo de adelanto de elecciones?
O sea, la actitud... no. A ver, el archivo de este proyecto de reforma constitucional para las elecciones fue el jueves.
—Y el viernes presentaron la confianza.
Si es que el jueves íbamos a tener un nuevo cronograma para tener elecciones en un corto plazo, obviamente íbamos a canalizar la forma de superar el entrampamiento que teníamos, pero se fue al archivo. Como un hecho adicional y complementario, ya teníamos nosotros, el día lunes, la convocatoria de la designación [de magistrados] para presentar ese tema. Entonces, tomamos la decisión de plantear la cuestión de confianza.
—Hubo algunas dudas sobre la constitucionalidad de la medida. Yo sé que ustedes creen que está dentro del marco de la Constitución, pero hay algunas voces de constitucionalistas reputados, expresidentes del Tribunal Constitucional, que creen que no se puede hacer esta interpretación de la denegación fáctica de la confianza. La OEA también ha recomendado que el TC se pronuncie sobre el tema. ¿Usted cree que la Comisión Permanente debería presentar una demanda competencial para aclarar el panorama?
Lo que yo creo es que todos debemos respetar la ley y la Constitución, y lo creemos en función de la información legal y la precisión de muchos constitucionalistas. Hemos visto catedráticos de reconocidas universidades que opinan sobre el tema, donde dicen que está completamente claro que el proceso es correcto. No tengo ningún problema. Ahora, también nosotros respetamos la competencia de todas las instituciones. Así que, si en algún momento hay una opinión del Tribunal Constitucional sobre este o cualquier otro tema, la acogeremos y la respetaremos.
—QUIEN TOMA LA DECISIÓN SOY YO—
—Ha habido varios cambios en el Gabinete Ministerial. Los primeros que se filtraron fueron los del ministro de Economía, Carlos Oliva, y el del canciller de ese entonces, Néstor Popolizio. ¿Por qué decidieron no continuar en el Gabinete?
El ministro de Economía tiene una enorme responsabilidad y una gran carga laboral, y también un trabajo de mucha presión y tensión. El ministro Oliva ya el 28 de julio me dijo que por motivos de carácter familiar me iba a acompañar [solo] unos meses más. Yo comprendí. [Los cambios] no son producto de la crisis ministerial que se genera por la denegatoria de la confianza, sino que ya había un programa de renovación que estaba pendiente. Es parte del proceso.
—El primer ministro Vicente Zeballos declaró en una entrevista en Canal N que en el Gabinete hubo algunas voces que levantaron observaciones. Entre ellas, sobre todo, la del entonces primer ministro Salvador del Solar. ¿Cuáles fueron las observaciones de Del Solar a la propuesta?
No, mire. Como hemos conversado hace algún momento, este es un proceso inédito. Sobre este procedimiento no hay nada escrito. Se tiene que ver qué se firma, quién firma el documento, quién lo procesa, dónde se presenta. Todos esos detalles entran a un análisis. Entonces, se dan diferentes opiniones al respecto.
—¿Cuáles fueron las observaciones puntuales de Del Solar?
Por ejemplo, quién firma, porque la decisión de la disolución del Congreso es una decisión presidencial. O sea, quien toma la decisión soy yo. Yo tomo la decisión a través de un decreto. ¿Qué dice la norma? Que cuando yo firmo un decreto tiene que ser refrendado por un ministro. Entonces, quién refrenda. Sobre eso había una discusión. ¿Refrenda el primer ministro o refrenda el ministro de Justicia? Quien toma la decisión soy yo, porque alguien ha dicho que tenían que firmar todos los ministros. No, este no es un acuerdo del Consejo de Ministros. Esta es una decisión presidencial. Yo asumo la responsabilidad de este acto de disolución, porque está todo el proceso al que hemos llegado y está plenamente justificado, legal y constitucionalmente.
Después de que el primer ministro Salvador del Solar se presentó y sustentó la cuestión de confianza en el pleno con todo su Gabinete, vinieron aquí a Palacio de Gobierno. Yo los esperé. Así como los acompañé a la salida de Palacio para que vayan, los esperé al regreso y de ahí hemos estado en una sesión continua hasta que di el mensaje disolviendo el Congreso. Después, hemos estado analizando y debatiendo cómo implementar la medida, porque ya estaba la decisión tomada.
—La tomó usted.
Así es…
—Y se la comunicó al Consejo de Ministros…
La tomamos en conjunto, pero quien decide soy yo, porque finalmente es una prerrogativa presidencial y así está en la Constitución. El presidente de la República puede disolver el Parlamento y convocar elecciones.
—¿Algún ministro cuestionó la constitucionalidad de esta interpretación fáctica [para disolver el Congreso]?
No, ninguno. Ahora, no es que hayamos dicho uno por uno: ¿estás de acuerdo? Simplemente en esta reunión había el planteamiento de cómo se le implementa, de si firma, quién firma; es un decreto, pero tiene que ser supremo…
—La logística, digamos.
La implementación.
—Este ha sido un momento histórico para el país, porque es la primera vez que un presidente usa la prerrogativa constitucional de disolver el Congreso. ¿No le preocupa que haya una sombra de duda cuando miremos de acá a 20 años sobre esta medida?
No, en absoluto, porque van a ver que esta acción está correlacionada con las acciones subsecuentes. ¿Cuándo es que se generan estas dudas? Cuando uno usa alguna institución o herramienta legal para beneficiarse, para alargar un período, para perpetuarse en el cargo, como ocurrió en 1992. Aquí hay una clara intención de mi gobierno y mi condición de presidente de respetar explícitamente el plazo. Nosotros de ninguna manera vamos a estar un día más allá del 28 de julio del 2021.
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