La camiseta del Perú no siempre tuvo la característica banda roja que cruza el pecho en diagonal. Pero el modelo, que debutó en 1936, terminó imponiéndose y hoy es motivo de orgullo

Es una camiseta de fútbol tan vieja y tan llena de huecos que parece que la exhumaron de un campo de batalla. Su primer dueño fue Jorge ‘Campolo’ Alcalde, un célebre delantero de los albores del balompié bicolor, y hoy forma parte de la colección del relacionista público Jorge ‘Chupo’ Arriola, quien la tiene enmarcada y protegida entre dos vidrios para que el tiempo no le robe más la blancura ni su cohesión física. Quizá sea la prenda deportiva más importante en el país por dos razones: fue la casaquilla que se usó contra Austria en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, ese encuentro que, según pontificaban los abuelos, Hitler quiso amañar para demostrar una presunta superioridad aria sobre el combinado patrio, que ya entonces era un hermoso crisol de razas.

La otra razón es que es la primera camiseta de la selección nacional que presentó la característica banda roja cruzada, ese símbolo de elegancia y de economía visual, que con los años hemos terminado aceptando e incorporando de modo informal como un símbolo de la patria más, tan importante como la bandera, el escudo, el himno o la escarapela.
EL ORIGEN DE LA PRENDA DE TODOS
Su efecto es poderoso y pareciera apelar más a lo emotivo que a la razón. Lo notamos en los conciertos: nada agrada más al peruano que ese momento en que su estrella regresa del backstage vistiendo la blanquirroja. La jugada es puro populismo y por eso mismo consigue más aplausos que algunas performances musicales. ¡Y ay de aquel que ose ignorarla o pisarla por descuido si se la han arrojado sobre la tarima! Los ojos siempre están pendientes de esos peligros.
Esta es la camiseta de todos. Une a hinchas de clubes enemigos, trasciende edades e ideologías. Se puede pensar que siempre fue un signo de cohesión, pero antes de 1936 no se había usado para representar al Perú. Las crónicas de la Federación Peruana de Fútbol (FPF) rezan que, a inicios del siglo XX, las primeras protoselecciones peruanas usaban un polo rojo cuando se enfrentaban con los marinos ingleses que llegaban al Callao y que armaban partidos para matar el aburrimiento.
En 1927, el año del debut de la selección peruana, se usaban rayas verticales rojas y blancas para distinguir a nuestros jugadores. El modelo debió dejarse de lado porque se parecía al de Paraguay, que había inscrito sus colores antes que nosotros. Tras varios experimentos con polos blancos [ver recuadro], la forma definitiva apareció en los mencionados Juegos Olímpicos del 36. Pudo ser una moda fugaz más, pero tres años después llegaría su consagración cuando ganamos la Copa América 1939, vistiendo la banda roja. La camiseta se volvió ‘campeona’ y desde entonces su diseño, como concepto, ha permanecido inalterable, con leves retoques para adaptarlo a las épocas.

¿LA MÁS BONITA DEL MUNDO?
La franja roja no es exclusividad del Perú. Comparte buen gusto con el River Plate, que la usa desde 1904, y con el Deportivo Municipal. Por otro lado, como el mito que dice que el himno nacional fue escogido alguna vez el mejor del mundo en un concurso –del que no existe registros–, hay voces que señalan que nuestra camiseta fue escogida alguna vez la más bonita de la historia. Lo bueno es que en este caso son fuentes rastreables, aunque tan rotundas como la opinión de cualquiera. Su valor es anecdótico. En el año 2010, por ejemplo, la sección World Cup 101, de la web de deportes ESPN, determinó que la camiseta usada por los peruanos en el Mundial de Argentina 1978 fue la más hermosa que se haya visto en un mundial. “La banda [roja] marcada en la camiseta era una pieza simple, pero sorprendentemente eficaz en el diseño. El equipo fue terrible, pero si el fútbol se calificara como el patinaje artístico y los puntos se imputaran por estilo, Perú, sin alguna duda, se habría proclamado como campeón del mundo”, escribieron, una noticia que fue recogida por varios medios peruanos.
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